Calaveras y diablitos... invaden mi corazón

La llegada del otoño marca el comienzo de un triatlón festivo que se inaugura con Halloween a finales de Octubre. Algunos dicen que es la fiesta más popular de USA y que incluso supera los festejos de Navidad. Lo cierto es que el cambio de estación no sólo trae los adorados tonos ocres y rojizos, sino también calabazas gigantes y otras decoraciones extravagantes que invaden porches, jardines y estanterías de supermercados.

Para alguien con un gusto especial por lo bizarro, Halloween ofrece muy buenas oportunidades fotográficas. Por ejemplo las clásicas calabazas caladas, conocidas como Jack O' Lantern, tienen un efecto visual muy dramático y son de fabricación muy sencilla. Simplemente hay que cortar una tapa por debajo del cabo, remover la pulpa y calar algún diseño macabro que durante la noche se ilumina colocando una vela en el interior de la calabaza.

Si hay algo que disfruto de esta fiesta es su humor negro y cómo lo tenebroso se convierte en algo excitante y cotidiano. Los jardines se transforman en flamantes cementerios y de los árboles cuelgan frutos tan extraños como esqueletos y fantasmas. Y es que quizás, para alguien que ha sido una niña miedosa, la oportunidad de burlarse de monstruos y espectros se presenta como una revancha postergada.

Y hablando de la niñez, si hay un recuerdo que aún me produce emoción son las bolsas gigantes de Palitos de la Selva que mi madre compraba cada cumpleaños y que yo devoraba compulsivamente al final de cada fiesta. A pesar de los años, el gusto (o la compulsión) por algunas golosinas sigue grabado en mi cerebro y sospecho que se acrecienta con la llegada de Halloween. Lo cierto es que desde que vivo en USA quiero salir de trick-or-treating a recolectar golosinas por el barrio. Como mi edad y estatura me descalifican, este año conté con la generosa colaboración de Miss Wonderland y su asistente, Doña Alicia, que como las fotos evidencian han cuidado todos los detalles del vestuario. Sobra decir que la misión fue todo un éxito... acaso hay alguien capaz de resistirse a semejante mirada?